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Los familiares de una residencia propiedad de un fondo de inversión: “Mi padre con alzhéimer iba cagado hasta la cintura” (20/02/2023).

Más de un centenar de familiares denuncian presuntas carencias en 'Colisée Sa Residència' de Ibiza, como la deshidratación, la falta de higiene o errores en los medicamentos. Los centros de la isla están saturados y este, que recibe dinero público, cobraría entre 1.000 y 3.500 euros al mes por usuario.

La madre de Antonio Costa Ribas, de 92 años, es una de las 114 personas que vive en Colisée Sa Residència de Eivissa, la residencia privada de ancianos que gestiona este grupo francés en la isla –Colisée explota más de medio centenar de centros para mayores en toda España–. Ella tiene alzhéimer y demencia. “Durante tres días no le han puesto los parches contra el alzhéimer”, pese a que los necesita todos los días, explica a elDiario.es su hijo, Antonio, de 60 años. Es solo un ejemplo que sirve para ilustrar las graves deficiencias que dicen sufrir los residentes y que han salido a la luz después de que los familiares lo denunciaran públicamente durante las últimas semanas.

El padre de Lucía (nombre ficticio), de 87 años, con alzhéimer y totalmente dependiente, vive en una habitación doble con otro compañero, que no tiene una dependencia tan elevada, según cuenta su hija a elDiario.es. “El compañero, 'pobrecito', llevaba horas al lado de mi padre, pidiendo ayuda, sin moverse, pero no le hacían ni caso”, comenta. Cuando Lucía llegó, el compañero le dijo que su padre estaba “muy enfadado” (debido a su alzhéimer no se puede comunicar). Cuando entró a la habitación, siguiendo con su testimonio, había un gerocultor dentro (un profesional que está por debajo de un auxiliar de enfermería), “súper agobiado”, que le dijo que no podía con todo el trabajo que tenía encima. “Me dijo que no podía más”, asegura Lucía, que añade que le dijo que “no se preocupara”, que ella “se ocuparía” de su padre, aunque este trabajador, a pesar de ello, se quedó cinco minutos más con ella. “Abrazo a mi padre, le hablo, aunque no sabe ni quién soy, pero consigo que se calme. Bueno, mi padre iba, perdona por la expresión, iba cagado hasta la cintura. Literalmente”, lamenta Lucía.

La lista de supuestas irregularidades denunciadas por los familiares es infinita. Por ejemplo, Antonio cuenta que pidió al médico que había entonces (la dirección ha cambiado supuestamente tres veces en los últimos meses, aseguran las familias) una analítica de orina para su madre. Le respondieron que no, que “estaba bien”, según su relato. Antonio acabó discutiendo con varios trabajadores del centro. Tiempo después, a través de la sanidad pública, a su madre le detectaron una infección de orina. Hay muchas otras situaciones repetidas una y otra vez por casi una decena de familiares a elDiario.es que muestran, a su juicio, el abandono que vivirían los residentes: según los denunciantes, es habitual que pasen horas habiéndose orinado y defecado encima, sin que nadie les cambie los pañales, que estén deshidratados por falta de agua o líquidos o que la higiene no sea la adecuada.

elDiario.es ha podido comprobar en persona durante varios días –habiendo recopilado información y mantenido contacto diario con varios familiares durante casi una semana– el alto grado de sufrimiento y desesperación que están viviendo las familias desde hace, por lo menos, un año. El viernes 10 de febrero se produjo una reunión de casi tres horas entre la dirección de Colisée y los familiares, a quienes se les presentó “un plan de acción” –en el que no creen– para subsanar las carencias detectadas. Ese día, mientras la prensa esperaba a que terminara la reunión, una persona que acababa de salir del centro explicó, nerviosa y con los ojos llorosos a un grupo de periodistas, que un familiar había tenido un ataque de ansiedad por el estado en que se había encontrado a uno de los usuarios (familiar suyo), enfermo de alzhéimer.

Las familias dicen sentirse “abandonadas”

Casi una decena de familiares explican que se sienten abandonados y desamparados por las instituciones. Todos ellos aceptan hablar con elDiario.es, pero la mayoría prefiere no revelar su identidad completa y algunos prefieren no ser fotografiados por miedo a “posibles represalias”. Colisée, supuestamente, les ha pedido que no hablen con la prensa, un extremo que la empresa no ha confirmado ni desmentido todavía a este medio de comunicación tras hacerle la consulta. Las familias cuentan que el 19 de diciembre de 2022 se reunieron con la consellera de Bienestar Social d’Eivissa –organismo competente en materia de inspección y potestad administrativa–, Carolina Escandell, para que la institución ibicenca realizara una inspección en Colisée.

Escandell, supuestamente, les habría pedido que presentaran la petición por registro de entrada, lo que ocurrió, según explicó el Consell Insular, el 11 de enero. En esta denuncia, se pone en conocimiento de la institución insular la gravedad de la situación que, según los familiares, está ocurriendo. Dos días después, informó el Consell, Bienestar Social realizó una inspección extraordinaria en Colisée Sa Residència, que constató “diferentes deficiencias en el funcionamiento y en la atención a las personas usuarias”, por lo que instaron a la dirección del centro a enmendarlas. 

La empresa tiene 15 días hábiles para responder al Consell Insular mediante un informe y presentar alegaciones, si lo considera oportuno, explican las mismas fuentes, que indican que han exigido a Colisée “actuaciones inmediatas”, sobre todo, en relación a los asuntos de mayor gravedad. La empresa ha presentado tanto a la institución ibicenca como a las familias un plan de acción que “teóricamente se está ejecutando, pero lo tenemos que constatar, antes de darlo por válido”, explican fuentes del Consell d’Eivissa.

El expediente de inspección, que se encuentra en fase de tramitación, podría derivar en una sanción económica. “Muy probablemente podría acabar en un expediente sancionador, pero depende del resultado de la tramitación administrativa”, explican fuentes de la institución insular a elDiario.es. Las mismas fuentes recalcan que están en “contacto permanente con la empresa y con las familias”. “Ahora se trata de conseguir, en el menor periodo posible, las mejores condiciones de dignidad y salubridad para todos los usuarios, que al final, creo que es lo que todos queremos. Y cuanto antes”, añaden.

Este mes de enero, los 135 familiares de los usuarios mandaron un documento, al que ha tenido acceso elDiario.es, que pone en conocimiento de los asuntos denunciados a la Dirección General a la Dependencia del Govern (dependiente de la Conselleria de Asuntos Sociales), en el que exponen, en veinte puntos, todas las carencias que supuestamente habrían detectado, avanzadas por Noudiari.

En este documento, de siete páginas, se denuncian, entre otras muchas cuestiones, que supuestamente no hay un seguimiento de las enfermedades y patologías que sufren los residentes, sino que son los propios familiares quienes alertan de ello. Según aseveran, la sintomatología o señales de alerta que pudieran estar poniendo de manifiesto que el estado de salud de algún residente está empeorando, o sufriendo una descompensación, “son banalizados, subestimados e incluso no atendidos”. El escrito apunta a que incluso se habría llegado a “disuadir y entorpecer” la respuesta de realización de pruebas diagnósticas. Este punto coincide con el testimonio de Antonio, en referencia a la analítica de orina que habría pedido para su madre de 92 años.

Una fuente autorizada –doctora en Economía Aplicada y con amplios conocimientos en Economía de la Salud– explica a elDiario.es que esa supuesta falta de atención, que derivaría en patologías más graves y hospitalizaciones, tiene un alto coste para la sanidad pública. Esta fuente indica que las autoridades competentes en gestión sanitaria –la Conselleria de Salud, que no tiene competencias directas en la residencia privada– deberían ser conscientes de que el coste de dinero público que implican las hospitalizaciones al sistema público de salud por supuestas deficiencias derivadas de la gestión de una residencia privada –como Colisée– se podrían invertir de manera más eficiente.

“Mi marido sufrió un shock séptico”

Esta presunta falta de atención habría ocasionado, según los familiares, hospitalizaciones tardías de los residentes, siendo algunas de ellas “potencialmente evitables” y que habrían tenido lugar en situaciones de gravedad amenazante para sus vidas y con series secuelas. María (nombre ficticio), de 79 años, explica que esto fue lo que le pasó supuestamente a su marido, de 87 años, con alzhéimer y absolutamente dependiente.

Según explica la afectada, en conversaciones con elDiario.es, su marido tuvo una pequeña infección debajo del dedo gordo del pie, que presuntamente no fue tratada correctamente, durante el verano pasado. Por este motivo, asegura, estuvo a punto de fallecer. Antes de que ello ocurriera, María había pedido en repetidas ocasiones –supuestamente– al personal del centro que le realizaran pruebas, ya que el aspecto del dedo no mejoraba. Concretamente, dice que pidió unas analíticas de sangre, porque pensaba que se podía tratar de una infección de orina. En el centro, según su testimonio, no accedieron a ello, bajo el argumento de que ya le estaban dando antibióticos. Después de muchas discusiones consiguen dar el aviso para que una ambulancia se llevara al paciente a Urgencias del Hospital Can Misses. El marido de María tenía un shock séptico, una infección multiorgánica (infección de orina, riñón y pulmón). Estuvo a punto de fallecer. Este testimonio ha sido refrendado por dos familiares más y por otros familiares de usuarios de la residencia.

Se da la circunstancia de que este es uno de los residentes que tiene una plaza concertada (84 de las 114 plazas tienen un concierto con la Conselleria de Asuntos Sociales del Govern). No ha escogido el centro privado por libre elección, lo ha hecho porque las residencias públicas de Eivissa están llenas. Lo explica la nieta del afectado, C. L., una estudiante del doble grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFE) y de Fisioterapia en la Universitat de Lleida. Su abuelo, antes de ingresar en Colisée, vivía con su mujer, pero no quedó más remedio que buscarle una residencia porque necesitaba ayuda profesional. “Muchas veces se caía de la cama y (mi abuela) nos tenía que llamar a las 3 de la mañana para que fuéramos a ayudarla”, comenta a elDiario.es la afectada.

“La doctora de Atención Primaria y el neurólogo me dijeron que ya no podía estar en casa debido al alzhéimer”, afirma María, la mujer del residente. C.L. explica que hace por lo menos un año que lleva detectando presuntas negligencias. “El año pasado me di cuenta de que mi abuelo tenía los tobillos muy hinchados. Lo he estudiado y sé que eso es por falta de atención. La movilidad es muy importante para las personas que no la tienen”, asegura, y añade que también ha percibido la falta de hidratación en los usuarios que denuncian.

La joven, que en ocasiones se desplaza los fines de semana a Eivissa o durante sus vacaciones para ayudar a su familia en los cuidados de su familiar, cuenta que un día su madre le respondió llorando a una llamada suya, porque habían –supuestamente– afeitado a su abuelo en seco, según su versión. “Eso afecta incluso a una persona que tiene la piel medianamente hidratada. Pero mi abuelo es una persona mayor, con la piel seca y le estaban agarrando para que no se quejara. Luego tenía toda la cara súper irritada. Debido al alzhéimer, no sabe pedir que le pongan crema”, lamenta la joven.

“Cas Serres (pública) es mucho mejor”

Durante toda la conversación con esta redacción, María destaca la importancia de tener buenos servicios públicos y que las residencias de mayores estén bajo el control de las administraciones públicas. Su nieta pone un ejemplo: su primo trabaja en el Hospital Residencia Asistida Cas Serres, público y bajo control del Consell Insular. “Mi primo trabaja en Cas Serres, que está muy bien. Las proporciones de trabajadores por residentes son mucho más altas”, afirma. Este relato coincide con el de Carmen Aguilera, ex trabajadora de Cas Serres, cuyo suegro, de 98 años y con alzhéimer, es usuario de la residencia privada. “No sé qué tiene de lujo Colisée. He trabajado en Cas Serres y es tres veces mejor”, sostiene a elDiario.es.

El punto número cuatro del escrito apunta a los supuestos errores en las pautas de medicación –lo que coincide con el relato de Antonio con su madre y los ‘parches’ contra el alzhéimer, por citar un ejemplo–, que son “frecuentes y de diversa índole”, según los denunciantes: ingesta de medicamentos en cantidades superiores o inferiores (durante más tiempo del necesario), lo que habría provocado hemorragias gastrointestinales en algunos residentes; dejar de proveer medicación básica (como en el caso de residentes con cardiopatías); modificación de los tratamientos pautados por los especialistas sin previo aviso ni comunicación a las familias y ausencia de control, en el caso de algunos residentes dependientes, respecto a su medicación, entre otras cuestiones, siempre según la versión de las familias.

Esto es lo que denuncia M. S. C., de 55 años, cuya madre, de 88 años, es residente de Colisée. La afectada, que posa para elDiario.es pero evita dar su nombre completo, explica que su madre va en silla de ruedas y es totalmente dependiente (grado III). “Estuvo ingresada hace un año durante 20 días por una mala administración de medicamento”, lamenta. Le administraron, supuestamente, de forma incorrecta, tres analgésicos (Enantyum) al día durante un mes, “por lo que tuvo una hemorragia intestinal y estuvo bastante mal, aunque se recuperó”.

El punto número seis del escrito denuncia que habría una ausencia total de protocolo de hidratación “por lo que los residentes sufren una insuficiente ingesta de líquidos”. Ha habido residentes que, según dicen, han sido hospitalizados por ello y cuyos familiares, presuntamente, se enteraron después. Esto le habría pasado, según cuenta, a Jordi Giménez Morales, de 47 años, cuya madre tiene 80. “Me fui a Alicante dos días. El día de Reyes, el 5 de enero, me llamaron del hospital público de Can Misses para decirme que mi madre estaba ingresada y que fuera para allá, que se moría de deshidratación total”, sostiene Jordi, quien afirma que, según su testimonio, no fue informado (ni tampoco sus dos hermanos) del ingreso de su madre por la dirección del centro.

Lucía (nombre ficticio) denuncia a elDiario.es que su padre, de 87 años, fue desatendido por el centro, supuestamente, durante la hora de la siesta, que tiene lugar a las 13:45 horas. Según explica, a las 17:00 horas, otro familiar de un residente ingresado la llamó para avisarle de que su padre continuaba en la cama, “sin haber merendado ni bebido desde la comida”. Cabe mencionar que los familiares se organizan entre ellos para dar el desayuno, la comida y la cena a los residentes, para limpiarlos y darles la medicación, porque no confían en la dirección del centro, según explican todos a ellos a elDiario.es (dando tal cantidad de detalles de todo el trabajo organizativo que desempeñan que no caben en un simple reportaje). La empresa, tras ser consultada por elDiario.es, no ha comentado nada todavía este aspecto.

Entre los familiares que llevan a cabo estas tareas, según explican, hay trabajadores del IB–Salut (el servicio público de la sanidad balear). Lo hacen porque, según afirman, aparte de una presunta mala organización de Colisée, los trabajadores de la residencia privada están, aparentemente –según su relato–, “colapsados”. También habría empleados, siempre según la versión de las familias, que no cuentan, supuestamente, con la cualificación y preparación que se requiere para el trabajo que desempeñan. Colisée de nuevo no ha hecho comentarios al respecto tras ser preguntada por elDiario.es, limitándose a responder lo siguiente: “La empresa está a disposición de todos los residentes y sus familiares para escuchar sus opiniones y propuestas de mejora y está respondiendo las peticiones de información formuladas por distintos medios de comunicación”.

Los hechos que denuncia Lucía habrían ocurrido, supuestamente, el lunes 13 de febrero, cuando la reunión que tuvo lugar entre Colisée y las familias, en la que se presentó el plan de acción, se celebró el 10 de enero. Es un ejemplo que indica, aseguran los afectados, que las graves deficiencias que denuncian persistirían. Según Lucía, su padre ha sido ingresado cuatro veces por deshidratación y tenerle en la cama durante tantas horas, sin beber líquido, es un peligro para su salud.

Respecto a la inspección que llevó a cabo el Consell Insular el 13 de enero, en la que se detectaron presuntas deficiencias, los tres familiares consultados (Antonio, María y C. L.)  por esta cuestión aseguran que el centro presentaba un aspecto diferente cuando se realizó. Antonio, por ejemplo, cuenta que entre las novedades que, supuestamente, hubo el día de la inspección se encuentran: comida de mejor calidad y más atención por parte del personal de Colisée, entre ellos, de la actual directora. Todos creen que la dirección de Colisée sabía que iba a haber una inspección ese día.

El margen de actuación de las administraciones

elDiario.es ha preguntado a la Conselleria de Asuntos Sociales y a la Conselleria de Salud por su margen de actuación en cuanto a su capacidad de intervención en Colisée Sa Residència. “Se ha instado al servicio de inspección del Consell d’Eivissa a comprobar los hechos y a tomar las medidas necesarias que consideren oportunas dentro de su marco competencial”, explican fuentes de la Conselleria de Asuntos Sociales, en referencia a un comunicado del 6 de febrero. “El Consell d’Eivissa es el que tiene las competencias, el que autorizó la residencia y el que tiene margen de inspección, actuación y sanción”, indican las mismas fuentes. Asuntos Sociales se ha puesto en contacto, afirman desde la Conselleria, con familiares y ha habido una reunión con la empresa para “trasladar las quejas”. Fuentes de la Conselleria de Salud indican, por su parte, que la única competencia que tienen es “poner a disposición de la residencia los recursos sanitarios, algo que se ha hecho”.

Según explican desde el Govern, la única actuación que pueden llevar a cabo es revocar el concierto administrativo firmado con Colisée, lo que supondría paralizar los ingresos de ancianos en la residencia privada y recolocar a los usuarios en otros centros. Esta opción, sin embargo, no parece una solución, porque según explican los familiares, hay mucha lista de espera en las residencias públicas del Govern que hay en la isla.

Por otro lado, el Consell Insular, el día que informó del primer resultado de la inspección, pidió a la Dirección General de Atención a la Dependencia del Govern “el resultado de la auditoría técnica que el Govern realizó en la residencia en cuestión, así como cualquier otra actuación que realiza en el ámbito de los conciertos”.

Consultados por esta cuestión, fuentes de la Conselleria de Asuntos Sociales explican que esta auditoría, que se llevó a cabo a finales de octubre de 2022, consistió en la contratación de una empresa privada que realizó encuestas y seguimiento en el centro para comprobar que se cumplen, por ejemplo, las ratios, pero que es una auditoría, insisten, que no tiene más recorrido que el de hacer un seguimiento de los contratos firmados con la Conselleria. No tiene facultad de intervenir o sancionar presuntas irregularidades. elDiario.es ha podido comprobar que los familiares recibieron una encuesta de calidad por correo electrónico, aunque, según explican, casi nadie respondió a ella porque les parecía, en su opinión, “una chapuza”.

La versión de Colisée

elDiario.es también se ha puesto en contacto –por correo electrónico– con Colisée Sa Residència y con el fondo de inversión sueco, EQT –éste último no ha respondido a nuestra petición sobre cómo se van a subsanar las presuntas deficiencias denunciadas por los familiares–. A la petición de cuál es su versión de los hechos, qué se ha comunicado a las familias y qué medidas se implementarán para solucionar los problemas detectados, Colisée Sa Residència, a través de su departamento de prensa, ha remitido a elDiario.es el comunicado que hizo público el viernes 10 de febrero:

Desde Colisée Sa Residència, estamos poniendo todos los esfuerzos económicos, humanos y materiales necesarios para restablecer la situación en el centro y asegurar la satisfacción de las necesidades de las personas residentes y la confianza de sus familiares.

En este sentido, desde la dirección del centro, estamos en contacto constante con las personas residentes y sus familiares, a quienes hemos informado de los avances en el plan de acción que se ha diseñado para hacer frente a la situación de manera urgente.

Concretamente, estamos incorporando a nuevos profesionales para reforzar la organización y capacidad asistencial del centro en el contexto actual, e impulsar la implementación del plan de acción. Las incorporaciones incluyen personal de apoyo a la dirección, coordinación y equipo técnico, así como profesionales de diferentes especialidades dedicados a la atención y cuidado de las personas residentes.

Junto al refuerzo urgente de personal, también hemos puesto en marcha diversas medidas de reorganización, formación, supervisión interna de la atención a las personas residentes, ampliación de la plantilla a largo plazo y revisión de instalaciones.

El equipo de Colisée Sa Residència estamos comprometidos con la salud y el bienestar de todas las personas a las que cuidamos, y seguimos trabajando para garantizar su satisfacción y calidad de vida en el centro.

El departamento de comunicación de Colisée remarca que existe un refuerzo de personal para responder a la situación actual, de forma urgente, pero que la empresa trabaja en la ampliación de la plantilla a largo plazo. Ninguno de los familiares entrevistados para este reportaje cree en el plan que ha presentado la empresa. Aseguran, a 15 de febrero, que a su juicio, el plan no se ha ejecutado, más allá de la aplicación de determinados ‘parches’ que no subsanan, en su opinión, los graves problemas que denuncian y que definen como “estructurales”. Dicen que cuando hablan con Colisée todo es “muy bonito”, pero que ellos quieren ver “hechos” y no “palabras”.

Por otro lado, el Consell Insular ha explicado este miércoles que, de manera inmediata, un equipo de trabajadores de la institución, coordinados por el director del Hospital Residencia Asistida Cas Serres, se desplazarán diferentes días a la semana a Colisée Sa Residència para supervisar el plan anunciado por el grupo francés. Esta decisión se ha llevado a cabo después de una reunión mantenida entre la consellera de Bienestar Social, Carolina Escandell y el director de Calidad de Colisée, Toni Guerra, informó el Consell.

“La prioridad es que Colisée dé los cuidados que nuestros mayores se merecen. Queremos velar para que el ‘Plan de Mejora’ que Colisée dice que está aplicando se cumpla y, además, proponer cambios en el mismo, que signifiquen una mejora sustancial en el cuidado de todos los usuarios”, apuntó Escandell. Esta actuación incluye dos reuniones por semana entre el Consell Insular y Colisée para actualizar “el estado de aplicación de este plan, para analizar posibles modificaciones y corregir posibles distorsiones”, explica el Consell en su comunicado.

El decreto 48/2017, de 27 de octubre, por el cual se establecen los principios generales a los cuales se tienen que someter los conciertos sociales, explica en su punto número 27 que los servicios concertados quedan sujetos al control técnico y de carácter financiero, y a las funciones inspectoras y sancionadoras de las administraciones competentes en la materia –en este caso el Consell Insular–, y que la administración competente –en este caso la Conselleria de Asuntos Sociales– puede requerir de oficio a la entidad titular del servicio una auditoría técnica o económica para garantizar la calidad y la sostenibilidad del servicio concertado, así como los derechos de las personas atendidas.

EQT, fondo de inversión, dueño de Colisée

Antes de que el grupo francés adquiriera la residencia al Grupo Policlínica –que pertenece al empresario Francisco Vilás, dueño del único hospital privado de la isla–, ésta se presentaba como un centro de lujo. A día de hoy, según han explicado casi una decena de familiares, Colisée sigue ‘vendiendo’ esta residencia como un ‘resort de lujo’. Los precios, de hecho, siguen siendo de lujo: un residente, con plaza privada, puede pagar entre 2.300 y 3.500 euros al mes (según los testimonios y la documentación a las que ha accedido esta redacción). Si la plaza está concertada, los residentes pagan alrededor de los 1.000 euros, afirman.

Colisée Sa Residència recibe más de 2 millones de euros anuales del Govern por las 84 plazas que tiene concertadas con la institución balear, de un total de 114. Así se desprende del contrato de ampliación del concierto firmado el 31 de mayo de 2022 entre la Conselleria de Asuntos Sociales y la mercantil La Saleta Care SLU, para el servicio residencial para personas mayores en situación de dependencia de Colisée Sa Residència. En dicho contrato, que finaliza en noviembre de 2025, se puede comprobar que el precio de una plaza es de 67,14 y de 71,26 euros al día para una persona con un grado de dependencia II y III, respectivamente.

Este grupo, además, fue comprado por el fondo de inversión sueco EQT, según avanzó InfoLibre. Detrás de esta operación, el periodista Ekaitz Cancela, autor de Utopías Digitales (Verso Libros, 2023) e investigador del capitalismo digital, explica a elDiario.es que EQT pretende liderar el proceso de automatización de la gentrificación en España. “Si un fondo de inversión multimillonario emplea algoritmos para adquirir empresas rentables como Idealista, destinará cantidades ingentes de dinero en las tecnologías más desarrolladas (llamadas promptech) para financiarizar todavía más las infraestructuras de las ciudades”. Según Cancela, siempre se sigue la misma lógica: “Monitorizar y extraer la máxima cantidad de valor de los recursos, lo que implica una vigilancia perpetua sobre los mercados”.

Enlace relacionado ElDiario.es 16/02/2023.

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