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Tres años después, la sanidad en mínimos (14/03/2023).

La normalidad no llega al sistema sanitario pese a la recuperación general de todos los sectores en España.

El martes se cumplirán tres años del decreto del estado de alarma por la covid. Tres años de aquel día en el que nuestra realidad cambió por completo, de un confinamiento que nos encerró en casa durante largos meses, de ciudades vacías, de miedo, mucho miedo, y aún más muerte. Tres años que parecen un mundo y que nos retrotraen a un espectáculo fantasmagórico, en el que fuimos conscientes de lo que significa la palabra incertidumbre en toda su dimensión. Parece lejos, una vez que España ha regresado a la normalidad, pero hay sectores que aún no han podido sobreponerse y que requieren de la inmediata acción política, como es el sistema sanitario.

El 14 de marzo del 2020, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que apenas llevaba unas semanas en la Moncloa, compareció para anunciar el estado de alarma. El virus de la covid, que al inicio se equiparaba con una gripe, ya circulaba libremente alcanzando de lleno a los más mayores, poniendo de manifiesto las graves carencias del sistema sanitario y el de cuidados.

La covid reveló como falso el mantra de que este país tiene una sanidad grande y robusta

“Lo que debiéramos haber aprendido es que la sanidad es imprescindible y la salud publica debe ser potenciada porque, entre otras cosas, volveremos a vivir alertas sanitarias internacionales que pueden generar nuevas pandemias”, señala José Martínez Olmos, ex secretario general de Sanidad que en el 2009 tuvo que lidiar en el Ministerio de Sanidad con la gripe A, anticipo de lo que vino después. Y lo que vino fue una crisis sanitaria mundial sin precedentes y que en España ha supuesto 119.618 muertos y casi 14 millones de casos (datos del pasado viernes).

Unas muertes que hubieran sido más si no se hubiera aplicado el estado de alarma. “Muchas personas aún no entienden que esa era la única medida eficaz para frenar contagios y para poner un dique a la mortalidad. Se actuó con determinación y se salvaron decenas de miles de vidas”, explica Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS.

El balance de la pandemia: 119.618 muertos y casi 14 millones de personas contagiadas

Tres años después, España ha recuperado la normalidad en casi todos los sectores. Salvo, precisamente, el que fue, junto con la ciencia, el gran protagonista de la pandemia, la sanidad. Porque una de las evidencias que esta crisis reveló es que el mantra de que España tenía uno de los mejores sistema sanitarios del mundo no era tal y que tenía carencias, como habían señalado los sanitarios con sus múltiples manifestaciones durante la crisis del 2008-2014 (la llamada marea blanca ).

La pandemia evidenció la falta de recursos materiales y humanos en el sistema sanitario, especialmente en el nivel más próximo al ciudadano, la atención primaria. Aquejada de falta de inversión desde hace décadas (España destina el 15% de los fondos a este servicio cuando, según la OMS, debe ser el 25%), la covid mostró una atención primaria famélica, que sobrevivía por el esfuerzo de unos profesionales poco valorados.

También reveló la nula inversión en salud pública, el pilar para prevenir y hacer frente a cualquier crisis sanitaria, como reiteraba cada vez que podía el epidemiólogo Fernando Simón, responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, que afrontó la lucha contra la pandemia con una decena de profesionales.

España se enfrentó a la covid con una atención primaria exhausta y que, tras el esfuerzo titánico realizado, ha dicho basta con unas huelgas, manifestaciones y concentraciones que se han extendido por todo el territorio. A sus profesionales ya no les valen los reconocimientos en forma de aplausos diarios de las ocho de la tarde que se sucedieron durante el confinamiento ni las palabras ensalzadoras de los responsables políticos. Quieren más manos, que se valore el trabajo de los centros de salud, tiempo para atender a sus pacientes y respeto a una especialidad tan denostada que pocos la escogen.

El panorama que dibujan los sanitarios (y que corroboran los estudios) es desolador, y más que lo será si no se pone remedio ya ante una sociedad envejecida y con un cada vez mayor número de pacientes crónicos. Faltan médicos y pediatras de atención primaria y faltarán más en los próximos años ( fabricar un médicos especialista precisa de diez años, la escasez de facultativos de hoy deviene de decisiones no adoptadas hace una década).

La situación del sector de la salud requiere la acción política ante un futuro incierto

En el 2021 había 136.344 médicos trabajando en el Sistema Nacional de Salud, de los que el 31% de ellos (42.112) estaba adscrito a la atención primaria, un 2,14% menos que en el 2018, según el informe que los expertos entregaron el año pasado a la ministra y a los consejeros del ramo.

Menos profesionales en este nivel asistencial pese a que es la segunda especialidad con una pirámide de edad más envejecida, con los mayores porcentajes de profesionales con más de 60 años (33,2%) y de 50 y más años (60,2%). Esto supone la jubilación de 12.034 médicos en cuatro años, según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.

El balance de la pandemia: 119.618 muertos y casi 14 millones de personas contagiadas

Pocos y sobrecargados. La ratio de tarjetas sanitarias individuales (TSI) por cada profesional oscila desde 1.538 en Madrid hasta 909 en Castilla y León. “El porcentaje de profesionales con más de 1.500 TSI es elevado (37,1%) y difícilmente tolerable, y en algunas comunidades es escandaloso (Baleares, 82,7%; Madrid, 53,5%). En Madrid, el 52,2% de los médicos tiene asignados más de 2.000 ciudadanos”, indica la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).

¿Esto qué significa? Pues que muchos médicos tienen entre 50 y 60 pacientes al día, a razón de entre tres y cinco minutos cada consulta. Y que en la mitad de los centros de salud de España se tarda una media de siete a diez días en tener una cita, según el sindicato médico CESM.

Y así es imposible no solo abordar una nueva crisis sanitaria futura, sino el día a día de hoy.

La fragilidad frente a los ciberataques

La llegada de la pandemia hacia marzo del 2020, con millones de personas confinadas en sus casas, registró un significativo aumento de los ciberataques de todo tipo, pero en especial a las infraestructuras más críticas, los hospitales. Entre noviembre del 2020 y enero del 2021, los ataques de ransomware (extorsión) contra el sector sanitario crecieron un 45%, el doble de lo que lo hicieron el resto de los sectores, según la empresa de ciberseguridad Check Point.

El robo de datos médicos, aunque el hospital no pague por recuperar el acceso a sus datos, es un negocio muy lucrativo para los ciberdelincuentes, que pueden llegar a vender el historial de un solo paciente por cantidades desde 200 hasta más de 800 euros.

El último capítulo ha sido el ataque sufrido por el hospital Clínic de Barcelona, que prosigue su recuperación hacia la normalidad después de que los atacantes hayan exigido para no difundir cuatro terabytes de datos un rescate de 4,25 millones de euros que la Generalitat ha anunciado que no pagará.

Enlace relacionado LaVanguardia.com 12/03/2023.

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