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O pagas o esperas o te medicas: así es la cobertura psicológica en España (21/03/2021).

La falta de recursos y las largas lista de espera en el sector público son las principales barreras de acceso que empujan a los pacientes a pagar una consulta privada que ronda entorno a los 50-100 euros o a la elaboración de "recetas rápidas".

- Los expertos consultados recalcan la "inoperancia" de un sistema donde apenas el 30% de los psicólogos trabaja en la sanidad pública.

Con 46 años, Laura arrastraba una depresión de 20 años de la que nunca llegó a recuperarse. Durante este tiempo, siguió la misma pauta: ir a la farmacia, coger la receta de su médico de cabecera y vuelta a casa. “Jamás, ni un psicólogo, ni ningún profesional se ocupó de hacerla un seguimiento”, explica su hijo, Carlos. En septiembre del año pasado, su situación comenzó a complicarse y empezó a acudir de manera puntual al psiquiatra. Tras dos intentos de suicidio, fue ingresada en el hospital: la primera, tan solo un día y la segunda, dos semanas.

Allí “su frase fue: Carlos, estoy drogada todo el día”, explica. “Llamé al hospital diciéndoles porqué nadie había ido a hablar con mi madre. Mi madre necesitaba hablar y que la escucharan, no inflarla a pastillas”, añade Carlos con voz entrecortada. Al salir, gastó su “último cartucho” buscándole una clínica privada: era consciente de que era mucho más caro pero la atención psicológica a través del sistema público no era una opción. “Sabíamos que sería más lento”, dice. Sin embargo, llegaron tarde: Laura consiguió quitarse la vida pocos días después. “Sentí culpa, rabia y desesperación de que nadie nos consiguiese tender la mano”, concluye.

La historia de Laura es el ejemplo de “algunos males del sistema”, explica Javier Pardo, de la Asociación Nacional de Psicólogos Residentes (ANPIR). La entidad prevé que el tratamiento psicológico es cuatro veces más eficaz que los psicofármacos en trastornos como la depresión y ansiedad, los dos problemas mentales que más padecen los españoles, según la última Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, España lidera junto con Portugal, el ranking de OCDE en lo que a consumo de ansiolíticos se refiere. Según datos oficiales, una de cada diez españoles toma estos fármacos a diario.

Prado declara que ésta es la muestra de la falta de recursos que vive el Sistema Nacional de Salud en la atención a la salud mental. Una atención que en España es un derecho recogido en el artículo 43 de la Constitución y que no requiere de copagos como sucede en países europeos como Austria o Grecia, aunque presenta otras barreras: entre ellas, el déficit de psicólogos.

Según la información proporcionada por el Ministerio de Sanidad al Defensor del Pueblo, la ratio de psicólogos en España es de aproximadamente 6 por cada 100.000 habitantes, aunque la recomendación de la comunidad internacional es de 20. Si lo comparamos con otros países europeos que tengan un Sistema Nacional Público similar, Portugal e Italia muestran unas condiciones similares, aunque Reino Unido e Irlanda ofrecen mayor dote de psicólogos con una ratio de 21-25 profesionales por cada 100.000 habitantes. “Al final, el médico de familia, con 10 minutos por paciente si llega, se maneja como puede y la respuesta son los psicofármacos” que lleva a que los problemas “se vuelvan permanentes y no se acaben de recuperar” como es el caso de Laura, manifiesta Prado.

Una falta de recursos que afecta de manera diferente según la Comunidad Autónoma. Por ejemplo, em Andalucía y Galicia la ratio ronda los 3 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Mientras que Cataluña con alrededor de 18 lidera la lista, según ANPIR. “Tenemos 17 planes de salud mental, uno por autonomía. No debe de existir inequidad puesto que somos ciudadanos de un mismo país y pagamos los mismos impuestos”, manifiesta Nel González, presidente de la Confederación Salud Mental. A lo que Prado añade que es importante establecer un sistema centralizado en toda España y una mayor transparencia de la información.

Este déficit de personal se refleja no solo en la sobremedicación, sino también en las listas de espera. ANPIR estima que un paciente podía llegar a esperar una cita de media entre los dos y tres meses antes de la crisis sanitaria. Aunque hay centros de salud en Comunidades como Madrid “que pueden alcanzar el año”, alega Javier Prado. “Es como si tuvieras que tomar una pauta de antibiótico durante nueve días, las tomases durante seis y cruzásemos los dedos para que fuese eficaz. Muchas veces estamos trabajando por debajo del óptimo de lo que sabemos que va a funcionar”, añade.

En el caso de no poder esperar, la media de una sesión en una clínica privada ronda entre los 50 y 100 euros. “Si de cada 100 españoles, cinco tiene un episodio depresivo, las cifras se suman solas y el impacto es evidente”, manifiesta Prado. Esto en un contexto en el que de los 9.000 psicólogos clínicos que ejercen en España, tan solo un 30% trabajan en la sanidad pública. Es decir, 2.800 profesionales.

ANPIR, la principal sociedad científica de la especialidad en Psicología Clínica, solicita un incremento de 422 plazas de Psicólogo Interno Residente (PIR) para poder ofrecer una mayor calidad en los servicios y duplicar la ratio de 6 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes. El año pasado se ofertaron 198 plazas.

La estigmatización, otra de las grandes barreras

La Organización Mundial de la Salud prevé que, en el año 2030, los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en todo el mundo. Y frente a las barreras del sistema a las que se tiene que enfrentar una persona que sufre algún trastorno de este tipo, también tiene que lidiar con un problema importante: el estigma y la discriminación.

“La idea de qué va a pensar el de al lado si tengo una baja por depresión, continúa presente. En cambio, si es una rotura de tobillo, parece estar más naturalizado”, declara Prado a lo que añade que “la salud mental es desagradable y no nos gusta” en un mundo en el que recuerda “que no se respetan los tiempos” y se tiende a soluciones rápidas como los psicofármacos.

Por su parte, Nel González, el presidente de la Confederación Salud Mental España, apela a la importancia de educar en el manejo de las emociones: “Hay que identificar los problemas, hablar de ello y respetar la dignidad de los seres humanos con diagnóstico, sin diagnóstico, con casa, sin casa o de un color u otro”. A lo que añade: ‘’hay que ser menos hipócritas, más sinceros, más solidarios y generosos”.

Enlace relacionado -y gráficos interactivos- CadenaSer.com 20/03/2021.

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