El mayor hospital concertado desvía recursos de los pacientes públicos a los privados (13/07/2019)

  • Imprimir

Povisa, que da cobertura en Vigo a 136.000 tarjetas sanitarias, reclama a sus jefes de servicio que reduzcan pruebas e intervenciones por las que no cobra para centrarse en las de pago.

La crisis se ha instalado en Povisa, el hospital concertado que atiende a más de 136.000 pacientes del área sanitaria de Vigo a cambio de 80 millones anuales. En diciembre pasado retiró 'in extremis' un concurso de acreedores tras mejorar las condiciones de su convenio con la Xunta, pero los números rojos se resisten a abandonar sus cuentas. Para salir del atolladero, la línea de actuación pasa por reducir los recursos que se facilitan a los pacientes del sistema público para destinarlos a mejorar la atención de los privados. Así lo expresa textualmente la gerente del centro, María Luisa Brandt Sanz, en un correo electrónico remitido a los jefes de servicio.

La directriz no es nueva. En realidad, ya se planteó a principios de año. Pero es ahora cuando sale a la luz, después de que la gerente la pusiera por escrito en un e-mail destinado a los cargos intermedios, del que puso en copia a la dirección. El correo, enviado el 17 de junio, reitera esos principios planteados cuando comenzó el ejercicio, que resume en dos. De un lado, "reducir todas las actuaciones (consultas, pruebas, intervenciones…) en pacientes Sergas que no les aporten ningún valor añadido", afirma, en referencia a los de la parte pública (Sistema Galego de Saúde). Del otro, "aprovechar esa liberación de recursos para mejorar cada vez más nuestro tiempo de respuesta a pacientes privados".

Continúa el correo con un repaso a esas actuaciones en lo que va de año, para considerar su incremento un "profundo deterioro" cuando se trata de la atención pública y celebrar como "tendencia muy positiva" cuando atañe a la de pago. Así, en lo que se refiere a las consultas, aunque se felicita por la reducción en la parte del Sergas, se aboga por hacer un esfuerzo por mejorar. Las pruebas, los consumos y las intervenciones públicas marcan en cambio incrementos sobre las ratios del año anterior, alerta la gerente, que propone una "reversión urgente" de la tendencia. Por el contrario, felicita a los jefes de servicio por el aumento de la actividad en el área privada del hospital, al constatar que en el acumulado del mes de mayo se incrementaron tanto las consultas como las pruebas y las cirugías.

El e-mail, al que ha accedido El Confidencial, resume la marcha al cierre del mes de mayo de los servicios del complejo, considerado el hospital privado más grande de España y el que se beneficia del concierto más caro. Lo hace con el objetivo de que los responsables de los distintos departamentos puedan adoptar acciones que contribuyan a mejorar aspectos en los que el sanatorio se considera en desventaja. También se propone una reunión tras cerrar el mes de junio con aquellos responsables de servicio donde se estén produciendo mayores desviaciones para, de forma conjunta con la dirección asistencial, tomar medidas que permitan acercarse a los dos objetivos citados.

María Luisa Brandt advierte a los jefes de servicio que la tendencia de la parte privada es insuficiente para compensar con solidez la caída de ingresos del Sergas, derivada del descenso de tarjetas sanitarias adscritas. El Servicio Galego de Saúde mejoró el año pasado el canon que recibe Povisa por atender a pacientes del servicio público, pero la pérdida de en torno a 4.000 pacientes, que decidieron trasladar su tarjeta sanitaria al nuevo hospital de Vigo, vuelve a poner en peligro sus cuentas. No en vano, la semana pasada el centro, perteneciente al Grupo Nosa Terra XXI, informaba de unas pérdidas en 2018 de siete millones de euros.

Fuentes de Povisa consideraron "absolutamente normal" la estrategia revelada en el e-mail. Que un sanatorio reduzca pruebas "que no aportan valor añadido", tiene como objetivo "evitar que se moleste en exceso" a los pacientes con actuaciones innecesarias, informó un portavoz. En cuanto al hecho de que esta reducción se plantee solo para la parte pública, explicó que los pacientes de la privada tienen derecho a hacerse todas las pruebas que estimen pertinentes. "Si un usuario quiere que le realicen 40 tacs, puede y debe exigírnoslos", afirmó, para añadir: "Un hospital como Povisa tiene que buscar el equilibrio, pero nunca en detrimento de la calidad".

El pacto con la Xunta para mejorar el concierto permitió a Povisa el año pasado eludir el concurso de acreedores, en un ejercicio en el que registró una cifra de negocios de 102,9 millones de euros, un 3,16% menos que en 2017, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. Los datos de 2018 han sido los peores de toda la serie histórica, con pérdidas de 7,04 millones de euros que superan en un 71% a las anotadas en 2017 (4,1 millones).

La entrada en preconcurso de acreedores fue anunciada el pasado septiembre debido a la sucesión de cinco ejercicios con pérdidas. Tras una dura negociación con la Xunta, el policlínico hizo valer el riesgo de liquidación de una de las empresas con más trabajadores de Vigo, con 1.500 empleados, y la incapacidad de la sanidad pública para absorber a sus 136.000 pacientes, y logró que se mejoraran las condiciones del concierto. Así, a finales de diciembre, cuando se acababa el plazo para hacer efectivo el preconcurso, Sergas y Povisa sellaban un acuerdo relativo a la medicación ambulatoria de los pacientes de la parte pública, así como a la medicación de alto impacto, que debido a su elevado coste se convirtió en una de las claves de la negociación.

Como consecuencia de las modificaciones introducidas en el concierto, la medicación de dispensación ambulatoria para pacientes externos es ahora suministrada por el Sergas, mientras que Povisa mantiene las labores propias del servicio de farmacia hospitalaria en el control de los medicamentos. Como contrapartida, la cuota 'per capita' que recibe Povisa por paciente y año disminuyó de 540 euros a 504,79 euros.

El concierto singular con Povisa fue firmado a finales de la década de los noventa y se renovó en 2014, tras seis años de prórroga y una profunda renovación. La construcción del nuevo hospital de Vigo, inaugurado en 2015, era vista por la oposición como la oportunidad de devolver al sistema íntegramente público a los 136.000 pacientes del Sergas que son atendidos en el policlínico privado, pero la Xunta de Alberto Núñez Feijóo optó por mantener una dimensión menor para el nuevo complejo hospitalario y prolongar así la dependencia pública de Povisa.

Enlace relacionado ElConfidencial.com.