Manual frente al amianto en el trabajo de la Sección Sindical de Solidaridad Obrera de Metro de Madrid, Parte 1.
Las/los compañeras/os de la Sección Sindical de Solidaridad Obrera de Metro de Madrid publicaron en julio de 2018 un "Manual frente al amianto en el trabajo", que vamos a publicar en varias entregas, debido a su importancia, ya que afecta a un gran número de trabajadores/as, a 31 de diciembre de 2017 6.800.- (según los datos del Informe Anual de Gestión 2017 de Metro de Madrid), a sus usuarios/as que en ese mismo año hicieron 626,40.-millones de viajes y en general a todas/os que podemos estar expuestos al amianto en nuestros centros de trabajo y/o en nuestra vida habitual.
Lo hemos dividido en 6 entregas, aquí va la primera de ellas:
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de esta guía, es aportar información para saber actuar en el puesto de trabajo ante la presencia de materiales con amianto (MCA), para la participación de la estrategia sindical, así como en nuestra propuesta de acción directa.
Para la elaboración de esta guía hemos encontrado multitud de problemas para detallar las exposiciones. Además, por negligencia e incompetencia manifiesta de la Dirección de Metro, no todos los trabajadores y trabajadoras están recibiendo la información y formación necesaria, pese a la importancia del problema, pues en mayor o menor medida afecta a toda la plantilla de Metro de Madrid.
Ni que decir tiene que hay trabajadores y trabajadoras pasivos, es decir, los jubilados y despedidos del ERE de 2013, además de los fallecidos, que no han tenido el menor reconocimiento por parte de Metro de Madrid al riesgo de exposición al amianto y que ha supuesto que su problemática esté aún fuera de toda reparación.
Recomendamos la lectura de esta guía, como base para emprender una lucha que, a los trabajadores de Metro de Madrid se nos plantea como una carrera de fondo. Esta lucha abarca muchos campos e implica varias perspectivas, sindicales, sociales, políticas y mediáticas. Todo con un fin, retirar el amianto de nuestras vidas, lograr la vigilancia de la salud preventiva adecuada, el reconocimiento de los afectados, las indemnizaciones que se estipulen y unas consecuencias penales graves para quienes han jugado con la salud de trabajadores y usuarios.
Las características del amianto o asbestos lo hacen un material invisible e imperceptible, ante el que sin una protección estamos expuestos, ya que la dosis admitida por la Organización Mundial de la Salud es CERO absoluto.
Fábrica de URALITA de Cerdanyola data de 1907, lo que nos hace pensar que el Metro de Madrid se inauguró con Amianto en las cocheras de Cuatro Caminos donde aún perdura.
El amianto se acumula en el organismo y aunque una parte se desecha por el sistema linfático y gastrointestinal, puede dejar afectado a quien lo ha inhalado. La OMS, a través de su Agencia especializada de investigación contra el cáncer (IARC), viene diciendo desde el año 1977 que “No es posible determinar si hay un nivel de exposición en los seres humanos por debajo del cual el riesgo de cáncer no se produciría”, que nuestro Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo- INSSBT), traduce diciendo que “No hay ninguna exposición al amianto,por pequeña que sea, que pueda considerarse segura” ; y que “no es posible garantizar, en la mayor parte de los trabajos, que no se puedan producir exposiciones accidentales no previstas”.
La interpretación del fin de la vida útil del amianto o de los materiales que lo contienen (MCA), y cuándo se establece el momento para ser retirado, es un tema de controversia. Si bien ha quedado muy despejado para que las autoridades correspondientes no se apoyen en la ambigüedad que determina la ley. En efecto la norma (Orden del 7 de diciembre de 2001) dice que “el amianto instalado estará permitido hasta su eliminación o el fin de su vida útil”, dejando esa fecha en el aire. Podemos leer la argumentación completa en un reciente trabajo de Paco Puche (ver en bibliografía), “podemos decir que el fibrocemento tiene una vida útil de entre 30 y 35 años; y para el resto de entre 30 y 50”. Y en ambos casos, si su estado es de deterioro, estos plazos se acortan. En el caso del Metro, la mayor parte del amianto instalado está fuera de plazo. Entonces resulta obligatorio retirarlo por la legislación, y siempre que presente roturas o degradación visible se considera finalizada dicha vida útil. Este ha sido el tiempo muerto que todos los responsables de esta retirada han dado al amianto para ser eliminado. En el caso de Metro de Madrid, solo se había retirado en algunas reformas y por lo que sabemos hasta ahora en la mayoría de los casos sin plan de trabajo específico, esto nos hace sospechar que hay más de lo que se ve y por lo tanto más afectados.
Estos MCA en vertederos incontrolados son tan peligrosos como los instalados en mal estado que han finalizado su vida útil.
2. INFORMACIÓN GENERAL SOBRE EL AMIANTO Y LOS MATERIALES QUE CONTIENEN AMIANTO (MCA).
El Amianto es un nombre genérico que hace referencia a seis minerales que se encuentra en la naturaleza. No es un material artificial. De esos seis solo tres se han usado industrialmente, y de ellos, solo el amianto blanco (crisotilo) es el habitual en nuestras instalaciones. Es un silicato de hierro y magnesio, que cristaliza en forma fibrosa; fibras que tienen la propiedad de fraccionarse en otras muy pequeñas, de tamaño de micras (mil veces más pequeña que un milímetro) y eso las hace en la mayor parte de los casos invisibles. La otra siniestra propiedad es que sus efectos en el organismo de las personas expuestas al mismo, se producen entre 20 y 50 años después de su exposición. Estas dos características han hecho que los industriales, y los grupos que los han apoyado, hayan podido montar una verdadera conspiración del silencio, sembrando la duda por la enfermedad y ocultando las propiedades nocivas. Pero como los enfermos y los muertos van apareciendo ahora con más intensidad (la época de máximo consumo fue entre los años 1960 a 1990), ya no pueden seguir ocultando el desastre. Ha llegado la hora de la toma de conciencia porque ya es imposible tapar tanto afectado y en tantos lugares. Es la hora de pedir responsabilidades y que se establezcan indemnizaciones y coeficientes reductores para las víctimas.
Los nombres (amianto, asbesto) hacen alusión a otra característica inquietante, quieren decir “indestructibles” e “incorruptibles”.
Este es el aspecto bajo el microscopio de los variantes anfíboles (fibras rectas), el crisotilo es serpentina (fibras curvadas)
El nombre de uralitas, como se conoce popularmente en nuestro país, lo tiene porque la principal empresa que se lucró con este venenoso mineral fue la llamada Uralita, de la familia March, de siniestro recuerdo (financió el golpe militar de Franco contra la II República). Este carácter también lo hizo muy apropiado para la construcción, el aislamiento, la ignifugación, tuberías, etc. de manera que estuvo, y sigue estando, presente, en hasta 3000 productos. De mineral milagroso ha pasado a llamarse hoy “mineral peligroso”.
Hay dos tipos de materiales que contienen amianto (MCA en los sucesivo), se distinguen por la liberación de fibras, los que desprenden las enfermizas fibras con facilidad se dice que son friables. Tienen prioridad a la hora de ser eliminados de los lugares actuales, y deben ser retirados de inmediato y encapsulados. Aquel amianto que viene fijado a una matriz de cemento, que se llama fibrocemento, son menos friables y la sola exposición implica un riesgo menor en caso de estar en buenas condiciones; si no lo están o ha pasado su tiempo de vida útil, la rotura o degradación lo hace más friable, como indica el INSHT. Cuando los materiales pasan a ser friables pueden dejar fibras depositadas en sedimentos que pueden ser removidas e inhalados sin la debida protección.
Hay varios tipos de fibras, según el mineral natural de procedencia y todas ellas son peligrosas, tienen diferentes longitudes según su uso específico, también hay que tener en cuenta el porcentaje de composición del MCA como por ejemplo en fibrocemento de URALITA (poco friable salvo en deterioro o rotura) que tiene entre un 10 y un 20 por ciento de amianto, y que en las instalaciones de Metro pueden suponer cantidades vastas. En una cubierta de bóveda de andén habría unas 15 toneladas, que pueden contener en torno a 2,25 toneladas de amianto puro, que a su vez contendría potencialmente millones de fibrillas, más o menos friables, según su estado y tiempo, y que pueden estarse liberando lentamente por la red de Metro de Madrid.
Las principales enfermedades que puede producir el mineral son: las asbestosis que es progresiva en la mayor parte de los casos, y que “seca” los pulmones; el cáncer de pleura, llamado mesotelioma, que es un tumor que solo aparece por exposición al amianto; puede aparecer también en el pericardio, el peritoneo, y además de la bolsa que rodea los testículos, y la llamada túnica vaginal. En el caso de los mesoteliomas el avance es muy rápido cuando se manifiesta, no tiene tratamiento salvo una experimental inmunoterapia que parece hacer remitir el cáncer, y que parece estar en la última fase de pruebas en los EE.UU. En el caso de la asbestosis el avance es mucho más lento.
En muchas ocasiones el diagnóstico puede no ser el más acertado y por eso que no haya más casos reconocidos actualmente. La enfermedad no ha venido siempre con una matrícula, pero por las cifras que se están manejando los casos a partir de ahora van a ir en aumento debido a que generacionalmente (relacionado con el uso del amianto) se han dado las condiciones de máxima exposición. También puede producir cáncer de pulmón que no se diferencia con el producido por el tabaco, pero si se está expuesto al amianto, el tabaco produce efectos multiplicadores o sinérgicos sobre la salud.
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