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La Consejería de Sanidad favorece el negocio del Grupo Quirón.

El grupo hospitalario ha creado un red asistencial paralela al Servicio Madrileño de Salud, con los cuatro hospitales que tiene en la Comunidad de Madrid, para no perder dinero. La Consejería los sabe y hace la vista gorda.

El grupo Quirón gestiona cuatro hospitales públicos de la Comunidad de Madrid: la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital de Villalba, el Hospital Rey Juan Carlos, en Móstoles, y el Hospital Infanta Elena de Valdemoro. De ellos, sólo la Jiménez Díaz es un centro de Nivel III, que cuenta con toda la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud; el resto son hospitales de primer y segundo nivel. Cuando un paciente de alguno de estos centros necesita una especialidad con la que no cuenta es enviado a la Fundación Jiménez Díaz, aunque esto implique que se tengan que desplazar más de 40 kilómetros.

Hay dos motivos por los que el Grupo Quirón actúa de esta forma. Primero porque, como tres de sus hospitales (Villalba, Móstoles y Valdemoro) cobran por población de referencia, si un paciente de su zona decide hacer uso de su derecho a la libre elección y cambiar de centro, dejan de cobrar por él. El segundo es que, si el paciente necesita una prueba diagnóstica y se la hace otro hospital, el grupo Quirón tendrán que abonar al SERMAS el dinero que cuesta.

El pliego de condiciones del contrato entre estos tres hospitales de gestión indirecta y el Servicio Madrileño de Salud contempla que cada derivación tiene que recibir la autorización de la Consejería. Para comprobar el índice de derivaciones realizadas entre los hospitales del grupo Quirón pedimos a través del Portal de Transparencia de la Comunidad de Madrid las realizadas por el Hospital de Villalba en 2015. Según los datos recibidos, el 93% de los pacientes que tuvieron que acudir a otro hospital para recibir tratamiento fueron atendidos en la Fundación Jiménez Díaz. Eso demuestra que el grupo privado ha creado una red asistencial paralela a la ordinaria para ahorrarse pagar a la sanidad pública madrileña aunque ello implique que los pacientes tengan que trasladarse a más de 40 kilómetros de sus domicilios.

El pasado mes de septiembre el grupo alemán Fresenius Helios compró Quirón por 5.760 millones de euros. En su primera entrevista, Francesco de Meo, CEO Fresenius-Helios, aseguró que el crecimiento de la compañía se basaba en atraer pacientes de libre elección, es decir, de fuera de las poblaciones asignadas. Esta es otra de las bazas que está utilizando Quirón para aumentar su financiación. La Fundación Jiménez Díaz atiende a una población de referencia de 420.000 madrileños, por lo que cobra 295 millones de euros. A partir de ahí, los tratamientos realizados a cualquier paciente que sea derivado por otro centro tienen que ser abonados aparte por el Servicio Madrileño de Salud. Hablamos de precios tasados como 107 euros por la primera consulta, 105 euros por acudir a urgencias o más 5.000 euros por un ciclo de fecundación in vitro o por poner un marcapasos.

En los dos últimos años, la sanidad pública madrileña perdió más de 80.000 pacientes en favor de los hospitales de gestión privada.

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