El NHS británico incentiva a los médicos que reducen las derivaciones al hospital.

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El Sistema Nacional de Salud británico (NHS) debería favorecer (y no impedir) el envío de pacientes a los especialistas.

Se busca a quien pueda explicar por qué esta historia no se ha convertido en un escándalo nacional. Hay médicos ingleses que reciben dinero por no derivar a los pacientes al hospital, incluidos los pacientes de cáncer, para reducir costes. Según algunas fuentes, un grupo de gestión clínica ofreció más de 11.000 libras para recortar todo desde los seguimientos y las admisiones de urgencias; otro pagó más de 6.000 libras a médicos de cabecera para reducir al mínimo el número de volantes para especialistas dispensados por los generalistas.

Esto es jugar con la vida de las personas. Gran Bretaña ya va dos décadas por detrás de la media de supervivencia de otros países europeos. El riesgo inevitable es, obviamente, que no se detectará el cáncer en su fase precoz y se producirán más muertes evitables.

Otro ejemplo que demuestra la presión a la que está sometido el sistema sanitario, se encuentra en la supresión de ayudas para audífonos.

Los audífonos sacan del aislamiento a los que padecen sordera, les dan independencia y la posibilidad de llevar una vida normal. Sin embargo, el grupo de gestión médica de North Staffordshire dejará de proporcionar audífonos gratis a los pacientes mayores. Esta es otra medida para intentar reducir costes sin tener en cuenta la misión principal de los servicios sanitarios de defender el bienestar y la salud de los británicos.

El liberal demócrata, Norman Lamb, ex ministro de sanidad advierte de que el Sistema Nacional de Salud británico necesitaría una inyección de millones de libras para poder subsistir, ya que está sufriendo los mayores recortes de financiación desde su fundación en 1948. Los recortes en servicios están añadiendo más presión. El legado de una financiación privada combinado con el caos generado por las políticas mercantilistas llevadas a cabo por los tories, están desmontando el Sistema Nacional de Salud.

A pesar de las vagas y poco convincentes promesas electorales de inyectar más dinero en el sistema sanitario, la sanidad en este país está en peligro. La salud y la vida corren peligro sin un sistema sanitario debidamente integrado y con los suficientes medios. Sería estúpido creer que no derivar a los pacientes a los especialistas y escatimar en audífonos va a solucionar el problema de la financiación. El objetivo final está claro, pero no se plantea ningún debate ni se abre ninguna investigación para esclarecerlo y esto debería ser motivo de escándalo.

Traducido por Ana Calahorra para CAS Madrid

Artículo publicado por Owen Jones en The Guardian el 2 de octubre de 2015

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